Tenía ganas hace tiempo de volver a los orígenes de mi pensamiento feminista en estos aspectos de la economía y de la vida. Como ya apunto en otro lugar de este blog, Cristina Carrasco marcó un punto importante en mi formación porque plasmaba en su discurso algunas cosas que yo compartía y para las que no había encontrado aún el modo de explicar con un poco de rigor.
He buscado en la web y os dejo un pequeño vídeo dónde Carrasco explica la idea que hay detrás de la economía feminista, que tiene como eje central la vida de las personas.
El quid de la cuestión es darnos cuenta de que el patriarcado, anterior al capitalismo, ha sido aprovechado por este, y son los dos ejes que desde la conciencia feminista se deben transformar, de forma que entre mujeres y hombres seamos capaces de construir una economía cuyo centro de atención sea el cuidado de la vida, el cuidado de las personas (1) y del planeta que nos sustenta.
Se trata de cambiar la lógica capitalista cuyo centro es el capital, la maximización de beneficios, la acumulación de riqueza, cada vez en menor número de manos, por la lógica del cuidado y de la ecología. Es decir construir consciencia para una economía sostenible en que el centro seamos los seres vivos.
Es evidente que el capitalismo ha utilizado el patriarcado, porque es desde este que se ha invisibilizado y ninguneado el trabajo doméstico, imprescindible para la reproducción del propio sistema. Y es dentro del patriarcado que ha podido suceder esta división de trabajos, en que la mujer quedaba relegada al papel de ama de casa y el hombre salía a trabajar fuera de casa.
En el sistema patriarcal y capitalista, la mujer ha sido doblemente explotada.
Las luchas feministas nos han permitido igualarnos, en algunos aspectos sociales, con el hombre, y sin embargo ni ellos ni nosotras hemos sido capaces de liberarnos de los ritmos implacables que marca nuestro sistema económico actual. Y las mujeres solemos llevar la peor parte, jornadas dobles, fuera y dentro de casa.
Es ahora que debemos marcarnos unos objetivos de cambio para mejorar todos, nosotras y ellos, porque viajamos en el mismo barco y nos gusta que así sea. El feminismo no es una lucha contra los hombres, es una lucha por la dignidad humana.
La idea es ser capaces como mujeres de llevar estos planteamientos a la sociedad y a nuestros compañeros.
Las mujeres y los hombres hemos de compartir tareas en el ámbito doméstico, porque somos iguales a nivel social, con independencia de nuestras diferencias de género, que son una realidad hermosa que nos permite grandes placeres. ¿O no?
Y para que ellos se "pongan el delantal" en la misma medida que nosostras, ambos hemos de desaprender. Nosotras a flexibilizar modos y estilos de hacer, y ellos poniéndose las pilas, por amor y por justicia.
(1) Vídeo de Inter-Red Sobre economía y cuidados.
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