lunes, 14 de septiembre de 2015

Las niñas ya no quieren ser princesas


Ya desde muy jovencita había una idea en mi, que fue tomando forma de manera cada vez más rotunda: yo era una persona, ni más, ni menos que un hombre. Tuve muy claro que por el mero hecho de haber nacido mujer no iba a ser la chacha de nadie, ni la mamá de nadie, que no fuesen mis hijos. Esto parecerá una perogrullada, y habrá quien piense que esto ya se sabe. Pues a mi me parece que aún es necesario repetirlo: soy una persona y soy una mujer. Tal vez debería decir me siento una mujer. Pero esta sutil apreciación da tema para otra entrada y ahora no es de lo que quiero hablar. Aún hace falta decir y repetir que si quiero convivir con alguien, quiero que sea en igualdad de condiciones y sin que se dé por supuesto que tengo unos roles asignados y en relación a mis genitales o a mis maneras femeninas.
La cosa es que hubo un tiempo en que la palabra "feminista" me parecía demasiado fuerte porque había alguna cosa afirmada por alguna feminista que a mi me parecía excesiva o que yo no compartía. Con el tiempo he sabido distinguir y aclararme conceptualmente hablando y me declaro firmemente feminista y creo que hay que decirlo bien alto. Por desgracia aún es muy necesaria la lucha por la igualdad porque vivimos en una sociedad heteropatriarcal donde demasiados comportamientos y actitudes son moneda corriente y debemos señalar que siendo tomados por normales, son una manera de hacer sumamente injusta con toda aquella persona que no se ajusta a los patrones instaurados.
A todo esto topé por estos mundos virtuales con un vídeo muy interesante que me gustaría compartir y me invitó a escribir esta entrada, acerca de las niñas y las princesas. Ja, ja, ¡qué preciosas están con esas bocas soltando verdades! Me encantó y por eso este enlace para que también podáis compartirlo y dar voz a cosas que deberían ser evidentes y que aún no parece que las tengamos suficientemente claras.




Imagen extraída de www.cosasqueinspiran.com