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sábado, 23 de enero de 2016

Sufragistas

Después de ver esta necesaria película dirigida por Sara Gavron, no puedo más que sentir gratitud por haber nacido en este lugar y en las fechas en que lo hice, y sentir mucha tristeza por tanto sacrificio a lo largo de la historia para conseguir cosas que ahora nos parecen tan obvias, y que deberían ser lo más normal. Apunto que aún en la actualidad, en otras latitudes las mujeres aún son valoradas y tratadas como si fuesen menos que un perro y que lo de que no voten sería lo de menos.

Hermosas mujeres, valientes, empelidas por la rabia y la insoportable situación en la que tenían que vivir, soportando mil humillaciones y abusos. Grandes interpretaciones las de todas las actrices que salen en la película. No mencionaré todas las caras conocidas porque cualquier enlace de la red os llevará a ellos (abajo os pongo uno). Sí que he de explicar que han conseguido emocionarme. He volado a la Inglaterra de los años de la lucha sufragista y me he enfadado con los opresores y la falta de humanidad que les caracteriza, entonces y ahora. Ahora también. Porque los abusos de todo tipo siguen ocurriendo. Y el fuerte se come al débil.

También me ha gustado que se muestren las diferencias de clase entre las propias sufragistas y a la vez me he vuelto a encontrar de frente con mi rabia. Haciendo paralelismo con otros momentos de lucha en la historia, me he dado cuenta que hay quien pone toda la carne en el asador a sabiendas de que todo lo arriesga y que no todos los que luchan arriesgan por igual. Así que me pongo del lado de las que más pierden, que siempre suele coincidir que pertenecen a las clases más desfavorecidas.

Señalar otro aspecto muy interesante que muestra la película: cómo los poderosos confabulan y reprimen el movimiento sufragista y amenazan a sus protagonistas para que no sea un éxito. Son capaces de todo. 

Y por desgracia, la historia se repite. Vivimos momentos de cambios y de demandas sociales, que están movilizando muchas fuerzas ciudadanas. ¿Creéis que los diez o veinte que manejan el mundo no se están reuniendo, y andan organizando qué migajas están dispuestos a darnos? o ¿tal vez están pensando cómo van a hacer la siguiente limpieza de gente molesta para sus intereses?. Parece cosa de ciencia ficción que esto pueda suceder, pero como os decía , la historia demuestra que así ha sucedido siempre que hay peligro de tumbar el estatu quo. Tal vez esta vez sea diferente y logremos dar un paso a la sociedad de mujeres y hombres con un sentido de la ética y la empatía mayores, en la que una democracia participativa y una economía del Bien Común fueran la base de las relaciones, y fuésemos capaces de olvidar el propio interés y cambiar a un sistema energético, productivo  y social sostenibles.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde.