lunes, 31 de marzo de 2014

Comprendiendo tu ciclo: concepción cíclica del funcionamiento del organismo humano.

La vida transcurre desde el nacimiento por varias etapas, la adolescencia, la edad adulta, la madurez y la muerte. Yo me imagino que todas ellas conforman una especie de espiral, y que vamos caminando en círculos que se van ampliando a medida que comprendemos, a medida que caminamos. Y ocurre que a veces avanzamos y otras tenemos la sensación de haber vuelto al principio en nuestra ignorancia, como si reculáramos, en ese camino de búsqueda de respuestas a lo que se nos escapa. A veces ocurre que ante un asunto que creías ya resuelto la vida parece colocarte en el punto de partida y te preguntas : "¿Otra vez estoy aquí?". Tal vez el asunto necesita más de una lección. Paciencia...

Y en esa gran espiral que sería la vida, hay ciclos más pequeños, en los que vivimos fases expansivas, y otras de replegamiento hacía adentro, como si quisiéramos escondernos en la casita de un caracol y descansar y mimarnos. Es como si un bailarín alternara movimientos de apertura con movimientos de contracción, repetidos en el tiempo en una hermosa danza. Almenos yo como mujer lo siento así.

Tal vez en los hombres no sea tan evidente como en nosotras, ya que la menstruación marca mucho estos cambios emocionales y energéticos, sin embargo "...se empieza a hablar de la periodicidad hormonal masculina y la concepción cíclica del organismo humano se halla subrayada por los estudios sobre el biorritmo" (1). Deciros que sobre esto desconozco casi todo y no son verdades absolutas ni científicas, simplemente son una forma de interpretar los cambios que pasan en mi y vivirlos aceptando que suceden.
El movimiento de los planetas, también en movimiento cíclico, el equilibrio de fuerzas, las fases lunares, seguramente tienen algo que ver con estos movimientos en la vida y en el sentir,  puesto que todo está relacionado.

Volviendo a los ciclos vengo observándome. Mis estados emocionales van pasando fases y me parece muy bonito hacer un paralelismo entre mi ciclo personal, marcado por la menstruación,  con las fases de la luna. Mi ciclo vital está dividido en ciclos menores (años, estaciones...), que a su vez se subdividen en otros más  pequeños, que duran un mes, como el de la luna.
Me gusta creer que hay una relación. La luna siempre ha atraído mi atención de un modo magnético, como si tuviera un poder. Es esa luz hermosa que refleja cuando hay luna llena y se yergue majestuosa en el cielo oscuro de la noche. O cuando crece,  mengua, o  simplemente se nos esconde . O esos escasos días en que se encuentra con el sol y danzan juntos en un cielo celeste.

Ella se expande hasta la plenitud, para luego ir replegándose, entrar en reposo, y volver a nacer...en un eterno baile...Y lo que me parece mejor es tomar conciencia de esos cambios, aceptarlos como un regalo y aprovecharlos de forma creativa, dejando de sentir como  un cástigo los días en que nos encontramos más vulnerables, cansadas, irritadas y tristes.  Si me preguntas qué parte del ciclo me gusta más, casi con seguridad responderé que la parte expansiva, en la que tengo ganas de comerme el mundo, en la que siento la energía de abrirme, de crear, de compartir, de amar...Y a la vez, desde que pongo atención a estos asuntos con esta perspectiva de los ciclos, empiezo a vivir de forma distinta la fase introspectiva del ciclo, me permito descansar y mimarme ya que siento cansancio, falta de fuerza, ganas de dejarme cuidar, de estar sola, de ir hacía adentro. La dificultad de la vida moderna nos lo pone algo complicado, es cierto, como también lo es que si miramos de este modo nuestra forma de ser, somos capaces de flexibilizar la exigencia con nosostras mismas. Podemos ver que no hace falta ser perfectas ni llegar a todo siempre, porque somos humanas y tenemos límites. Y está bien así.

No tengo respuestas a muchas cosas. Con el tiempo observo que a veces es mejor una buena pregunta que una respuesta inmediata. Tal vez me contento pensando así, a falta de conocimiento suficiente. Y tal vez esa es la gracia de ser humano, ir evolucionando y aprendiendo mientras transcurrimos por el tiempo, dando pasos en el "camino del aprendiz". Y me encanta leer algo parecido en el artículo de José Antonio Marina, a quien tanto admiro que aparece en el suplemento de la Vanguardia  de hace unos sábados, y que dice "...porque la pregunta es la gran puerta para el aprendizaje...La pregunta señala lo que deseo conocer, le hace hueco, me permite agarrarlo, es decir, prenderlo, o sea, comprenderlo. Incluso el signo gráfico de la interrogación tiene aspecto de anzuelo. En efecto, pesca conocimientos." (2)



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(1) Elisabetta Leslie Leonelli, Más allá de los labios, Ed. Noguer, 1983, pág.56

(2) Jose Antonio Marina, "La pregunta" en el apartado Crear , Suplemento Estilos de Vida de la Vanguardia, número 336 del sábado 8 de marzo de 2014, pág.23


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